Había una flor tan erótica, sencilla y orgullosa que había que mirarla Era en forma del príncipe del Monte de Venus Llena de placer e insinuación Su color que importaba, se sonrosaba con el roce de su amante,quien ensimismado la complacía a cada instantela llenaba de besos, caricias y recorría cada espacio, cada línea de su bien formada figura Aquello estaba empezando, pero parecía de tiempos atrásuna cuenta que no se había saldado Eran dos extrañosdos anhelados amantessedientos de cariño, comprensión y de alguien dispuesto a escuchar Escuchar las confesiones de noches en velas, amores perdidos, pasiones gastadas deseos fustrados, ganas de amar, de hacerse sentir ¿Eran dos amigosconocidos a distancias por circunstancias? No,Eran ellos: la flor y el príncipe que la cortó a buena hora para hacerla suya segura, ingenua, sedienta, ardiente cargada de amor por un amor nostálgico, pero qué confusión... lleno de felicidad Su príncipe fuerte, seguro de sí,amable, hambriento de amor, cargado de amor nostálgico, pero qué confusión...lleno de placidez Ahí los dos hechos unos con el sudor recorriéndole el cuerpo y las ganas aparentemente casi agotadas y el deseo de no acabar jamásde quedar de estarpor siempre, y así echar a un lado la Nostalgia confusa e ingenua de una flor silvestre |
lunes, 13 de agosto de 2007
confusas Nostalgias
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